Por: Rodrigo Guendelman. Colaboración especial para El Fortín del caballero en Colombia.
Con casi 50 años, y después de doce sin grabar, el intérprete de “Eyes without face” reaparece con el disco “Devil s playground”, un verdadero regreso a los ochenta.
William Michael Albert Broad tiene la culpa de que nadie sepa su verdadero nombre. Se rebautizó Billy Idol y así lo conoció medio mundo. Pero eso es un detalle. Mucho más grave es su otra responsabilidad: hacer que todo el mundo se olvidara de su existencia por culpa de “Cyberpunk”, su penúltimo disco, de 1993. Tan malo era que hasta tiene un récord: su versión de “Heroin” de los Velvet Underground encabeza la lista de los peores covers de la historia.
Si no fuera porque en 1998 fue invitado a hacer un cameo a la pe-lícula “El cantante de bodas”, habría muchos que pensarían que Billy vive en la dimensión desconocida. Pero esa participación, sumada al compilado de grandes éxitos que lanzó el 2001 y que superó el millón de copias vendidas sólo en Estados Unidos, le permitieron mantenerse con un pie en el mundo del espectáculo.
Decidido a sacudir la memoria de sus viejos fans, Idol lanzó hace unos meses el sexto disco de su carrera. Se llama “Devil s playground”, tiene 13 canciones nuevas y es un verdadero retorno a los años 80. No ha tenido buenas críticas, pero tal vez la prensa ha sido demasiado despiadada.
A punto de cumplir 50 años (nació el 30 de noviembre de 1955 en Middlesex, Inglaterra), Billy tiene una gran ventaja en este regreso. Como nadie da un peso por él, las expectativas son bajas. Y eso, enfrentado a un trabajo tan entretenido como agresivo, genera una inevitable sonrisa en el prejuiciado auditor. Uno se dirige a ser trasquilado y regresa con lana que huele al grande de “Rebel Yell”, esa obra de 1984 que logró doble platino gracias a temas como “Eyes without a face”.
Para un tipo que hace quince años estuvo a punto de perder una pierna en un accidente de moto y que hace once casi se mata con una sobredosis, probar suerte con un disco después de tanto tiempo era un riesgo bajo. Lo bueno es que igual aprendió de sus errores, se enfocó en lo que mejor sabe hacer y está de regreso. No va a llenar estadios pero, los que lo extrañaban, tienen una buena excusa para volver a acercarse a la música del ídolo ochentero.
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