La cultura del colombiano se sumerje en un mundo de desorden pese a que con mucho trabajo personajes públicos como Antanas Mockus y Enrique Peñalosa impulsaron en la capital del país sistemas eficientes de orden ciudadano como el transmilenio. Un sistema que sin embargo, pese al esfuerzo de los colaboradores que tiene, no da abasto con tanta gente que vive en Bogotá y se desplaza en estos buses.
En principio este sistema fue creado para agilizar el tiempo de los apurados transeuntes que requieren de agilidad en la vía y rapidez del vehículo para llegar a tiempo a su lugar de destino. Hoy esto es un caos porque primero la gente no realiza en forma ordenada una simple fila para subir al automotor y segundo por la falta de buses que con la cantidad de rutas que cubre Transmilenio no son suficientes aún para abarcar todo el perímetro urbano de Bogotá.
Hace falta más seguimiento de las autoridades también en cuanto a las requisas de rigor que se deben hacer porque a veces pierden la atención con sus mismos compañeros en charlas banales mientras un individuo no deseado puede ingresar en el sistema y causar el caos.
EL FORTÍN DEL CABALLERO NEGRO quiere dejar abierto un interrogante y es: ¿Será que el metro si hubiese sido la solución real al problema de transporte público en Bogotá o Transmilenio en cabeza del consorcio que lo maneja puede, con inversión en más carros, ser el sistema bandera a proyectar como pretenden imitarlo en ciudades como Cali?
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