Carlos Reina
Por Javier Barrero
lemuroculto@yahoo.es
La década del 80 marcó mucho para muchos. Venían de los 70’s el Disco, el Punk y la Balada. En las emisoras se escuchaba con frecuencia a Michael Jackson, Pat Benatar, Cindy Lauper, etc, etc. Oír Rock era supremamente complicado, no sólo por la falta de material sino por la falta de difusión del poco que se conseguía. Lo único que se escuchaba diferente a la música comercial era el Rock Británico (Aunque era comercial a su manera). The Beatles, Rolling Stones, The Who, Pink Floyd, eran grupos para una inmensa minoría, esa que tuvo la oportunidad de viajar a Europa y conocer a esas leyendas, a través de los acetatos que no se prensaban por acá o viéndolos tocar en vivo.
Por estos lados lo único que se podía hacer era esperar a que esos samaritanos de la música trajeran Rock. Sin embargo, las cosas empezaron a cambiar. Todo se debió a la apuesta que le hizo al Rock una emisora: Radio Tequendama osó programar Rock, en todas sus vertientes, era común escuchar a Barón Rojo, Ángeles del Infierno, Black Sabbath, Deep Purple, Kiss, entre otras leyendas. Un gran avance teniendo en cuenta la sociedad ultra conservadora y pacata capitalina. Ese oxígeno que dio la emisora permitió que algunos personajes inquietos tuvieran un espacio para oír auténtico Rock. Sobre todo un programa: “Qué tal Metal”, en él se podían escuchar bandas de todos los rincones del mundo.
Carlos Reina ya por esa época había tenido contacto con el Rock, había escuchado a The Beatles, The Rolling Stones y, sobre todo la canción de un artista de color le abrió un poco más la mente: “Living in America” de James Brown, unos años después se popularizaría en la película Rocky III. Para él (Carlos) todo empezó por un compañero de colegio, este, al ver el interés de Carlos por el Rock, le empezó a prestar casetes (Grafía dudosa pero válida de este extranjerismo) de metal, obviamente el que se conocía por acá: Judas Priest, Black Sabbath, Ac Dc, etc. Estamos en la mitad de los 80’s. De ahí en adelante el Rock se convertiría en uno de los ejes guías de la vida de este licenciado en Ciencias Sociales egresado de la Universidad Distrital Francisco José de Caldas.
Paralelo al auge del Rock en Bogotá gracias a Radio Tequendama, aparecía en otra emisora un programa fundamental que, a pesar de la crítica de muchos, influenció el gusto por el metal extremo “Metal en Stereo”. Por primera vez se escuchaba metal extremo a través de la frecuencia modulada. En ese momento Carlos ya tenía varios casetes, regrabados hasta que la cinta no diera más, incluso ya tenía música en ese formato de Parabellum y otras bandas pioneras del metal colombiano en Medellín.
Ya la calle 19 se había convertido en sitio obligado de reunión para quienes sentían empatía por el metal, en las casetas se podía comprar, vender o intercambiar música. Carlos la visitaba con frecuencia. Una de las bandas de la que se hablaba bastante en ese momento era la alemana Destruction, a tal punto que decidió mandar a estampar 15 camisetas iguales de la banda del señor Schmier. La mitad para él, la otra para su hermano César.
1988 sería un año fundamental para el metal en Bogotá. Se celebró en el Coliseo el Campín “Calavera Rock I”, un festival sin precedentes en la ciudad. Cerca de tres mil personas vieron en vivo a bandas como Némesis, Darkness, La Pestilencia, Féretro, Amén y Reencarnación. El evento se caracterizó por la falta de organización, de hecho el organizador fue un personaje completamente ajeno al Rock, a la escena, como se le dice hoy. Por fortuna pudieron más las ganas y la energía de los músicos que la desorganización. El concierto será recordado como el que inició el cuento de los festivales de metal. Carlos fue testigo de eso.
En 1989 visitó Colombia Quiet Riot, ya en 1986 los españoles Barón Rojo habían tocado en Bogotá. La banda que le abrió a Quiet Riot fue la caleña Kronos, curiosamente el vocalista para ese concierto fue el paisa Elkin Ramírez de Kraken, pues el vocalista de los caleños tuvo problemas de salud.
La década del 90 sirvió para consolidar la naciente escena del metal bogotano. Ya existían bandas, bares y los conciertos eran cada vez más frecuentes. En la universidad siguió conociendo y escuchando metal, sólo que ahora su interés se centraba básicamente en el metal nacional, tanto así que su tesis de grado se llamó “Un nuevo espacio de sociabilidad en Bogotá: La cultura de los jóvenes contestatarios”. Un título muy sugestivo y un contenido que en el fondo no era más que el reconocimiento del joven rockero como actor social básico de la capital.
Esta tesis le sirvió para que fuera invitado frecuente en espacios radiales a comentar sobre las experiencias y los testimonios que presentaba el texto. Incluso tuvo su propio espacio en la Radiodifusora Nacional de Colombia.
En el 2001 se atreve a cantar en una banda. Junto a Mario Cruz y Diana Cañón crean Ursus, con el grupo se presenta en vivo tres veces. La falta de tiempo debido a sus compromisos, tanto profesionales como familiares le impidió continuar con el grupo. En el 2002 presenta la sección “Alto Voltaje” del programa “Zafari” en el naciente canal 13, paralelo a esto, entra a formar parte del equipo de redactores del Magazín Cultural Letra Oculta.
En el 2006 graba las voces en un demo de tres canciones del grupo Kirios Sabot.
Como tesis de su maestría presenta “El Metal Iza su bandera en Bogotá…”. De manera independiente prensó 60 ejemplares de este valioso texto que se puede considerar como uno de los pocos estudios serios sobre el rock colombiano. En él presenta el inicio y desarrollo del rock en Bogotá, desde los 60’s hasta el metal contemporáneo. Material sumamente valioso.
En su casa atesora una buena colección de acetatos, algunos de los cuales son considerados joyas. Hoy en día reparte su tiempo entre su familia (Esposa y dos hijos), trabajo (Docente de la Universidad Distrital) y la investigación de lo que le apasiona desde los comienzos de su vida: El Rock.
Ángel de Acero es el proyecto musical que por estos días trabaja, en él participan además de Carlos en la voz, Daniel Pinzón en la guitarra. También hace las veces de representante de la banda de metal Eclipse. Es invitado permanente a dictar charlas sobre el rock como fenómeno social. No sé si se me escapa algo, Carlos Reina, investigador por vocación, rockero por naturaleza.
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