NIGHTWISH
Por: Luis E Castel. Crónica especial para El Fortín del caballero negro.
Edicion: Santiago Galindo
Hacía mucho no iba a un concierto, y elegí ir a uno de un grupo que oía ya hacía un buen tiempo, NIGHTWISH....
Fue el 8 de diciembre del 2004, la noche de las velitas no estaba en mi cabeza, solo despertarme e ir a verlos. Llegué al Centro de Convenciones, ya había mucha gente en la fila, lógico, la mayoría vestidos de negro y sus buenas pintas de amantes del metal, otros solo iban por la música y nada de interés por las pintas. Compré la boleta y me dediqué a tomar vino (a escondidas), fumar y esperar, hasta ver cómo chiflaban y abucheaban a unos mariachis en el último piso de un edificio al frente por la calle 26. Fue una odisea completa entrar, la gente, no falta el “gamín” que quiere hacerse notar y botar botellas o armar peleas, igual no pasó a mayores.
Finalmente entramos al concierto, casi no empiezan, palabras de Oñoro, que no empujen, bla bla bla bla… salen por fin al escenario (8:30 o 9 de la noche). Canciones como Bless the Child, Slaying the Dreamer, The Kingslayer. Después de alguna insistencia tocaron Over the Hills and Far Away, nos quedaron debiendo She’s my Sin.
Dedicatoria para Bogotá con Nemo, Symphony Of Destruction cantada por Marco mientras Tarja se sienta en un amplificador.
Finalmente cierran con Wish I Had an Angel. Demasiado bueno ese concierto, hasta con gente desmayada por el calor y la energía, llenó mis expectativas, aunque pude haberme quedado con la camiseta que lanzó Toumas, con el único problema que quedó en el techo enredada. De resto re bien, muy contento con mi grupo de amigos y nos sollamos cada uno de los temas y ver las 5 pintas de Tarja, es divina, hermosa, la última fue la mejor.
La última parte la compartiré con ustedes ya que fue muy gratificante como fan, conocedor y amante del género. Al salir del concierto nos decidimos con unos pocos amigos (vagos) de ir al Tequendama muy a las 7am, para verlos y despedirlos, agradecidos por ese concierto tan bueno.
Al otro día llegué al Hotel Tequendama, después de un rato me encontré con mi amigos y decidimos entrar al Lobby, estábamos arreglando unos papeles para que nos los firmaran cuando detrás de mí vi pasar a una joven no muy alta, cabello negro figura esbelta y gafas negras grandes dirigiéndose a una de las salas era Tarja, (mi amor platónico de ese tiempo), allá estaba el resto de Nightwish en la sala, sentí un hormigueo en el estómago y corrimos para allá, nos firmaron unos papeles y saliendo para la camioneta que los llevaría al aeropuerto, les tomamos unas fotos (estas fotos ya fueron publicadas en el fortín). Pensábamos que todo terminaba allí.
El ver la camioneta partir con la el grupo de nuestros sueños, decidimos coger para el aeropuerto, parqueamos el carro y llegamos a la entrada oriente del Dorado, encontramos nada más y nada menos que a Marco con un Rodee, fumando Marlboro Light, lo saludamos, hablamos un poco y nos tomamos fotos, en la que se tomó conmigo me quemó con su cigarrillo, pero de la alegría ni sentí. Al despedirse nos regaló “uñas” de guitarra, contramarcadas de Emppu y Nightwish por el otro lado, negras, uno de mis grandes tesoros. Entramos luego a salidas internacionales y nos encontramos a Emppu y a Jukka, con quienes nos tomamos fotos y nos despedimos ya con tristeza. Al final una foto en la que Marco se despide de nosotros. Fue un sueño hecho realidad.
Por destacar la actitud del grupo en el concierto, por venir hasta acá, tocar los mejores temas, disfrutar del toque con nosotros sus fans y permitirme vivir momentos del metal nunca antes vividos. Por criticar, tendrán sus razones pero no las comparto, como la actitud sobrada y creída de Tarja y de Toumas al tomar las fotos con el grupo, a Alejo le fue mejor. Otra, la típica actitud de malos que toman los mal llamados “metachos”, por favor, CULTURA.
De resto, gracias al que dedique su tiempo leyendo este artículo, es una vivencia que pocos pueden disfrutar como yo y quise compartir con ustedes, gracias.
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