El hecho es una obviedad: los grandes grupos de rock de las dos últimas décadas se están haciendo mayores. Algunos se niegan a reconocerlo y siguen defendiendo una postura insostenible que les hace acercarse al patetismo. Pero otros, conscientes de ello, lo único que quieren es adaptar sus obras a sus actuales inquietudes luchando, en su fuero interno, por seguir siendo importantes.
Hay que remontarse a 1965 para encontrar la primera referencia a los Scorpions en los libros de historia.
En aquel tiempo, Rudolf Schenker estaba loco por los Yardbirds y montó un grupo de versiones. Su hermano comenzó a tocar un poco más tarde en Copernicus mientras que Klaus Meine no llegaría a tener una amistad con ellos hasta 1970, momento en el que todo se concreta lo suficiente como para tomarse eso de la música como un tema profesional. Ahora Meine y Rudolph tienen cincuenta y ocho años y el otro miembro fijo de Scorpions, Matthias Jabs, que entró en la banda en el 79, cuarenta y cinco. Con veintiocho años de historia desde el lanzamiento de su primer álbum ("Lonesome crow" en 1972), el grupo ha grabado dieciocho discos y vendido más de treinta y siete millones de copias. A punto de entrar en el siglo XXI, los Scorpions son unos clásicos. Ellos lo saben y toda Alemania (su país de origen) también. No es extraño, por tanto, que una institución del calibre de la Filarmónica de Berlín deseara grabar su material del mismo modo que antes lo hiciera con el de Beethoven, Brahms, Bach o Mozart.
"Cuando empezamos éramos jóvenes y rebeldes. Nos rebelábamos contra todo, pero de eso hace mucho tiempo y a lo largo de estos años hemos ido encontrado un punto de referencia para nuestras vidas. Nosotros somos músicos ocho horas al día, creando y escarbando en nuestro trabajo, pero ahora somos conscientes de que hay más cosas ahí fuera, que tienes una buena vida con la que aún puedes hacer algo. Es como cambiar el chip, como revelarte de otra forma "--comenta Klaus Meine hablando de la situación actual del rock--". Es la historia de la vida: te haces maduro, mayor, formas una familia y creces. Lo ves todo de otro modo aunque sigues teniendo la música en tu corazón". Quiérase o no, Scorpions es, en la actualidad, uno de los grupos que mejor refleja el paso del tiempo dentro del rock, un género que comenzó siendo juvenil y transgresivo y cuyos mayores iconos son, actualmente, recibidos por jefes de estado, ascendidos a representantes de asociaciones de beneficencia y contratados por millonarias marcas de ropa para dar la imagen del "adulto que se siente eternamente joven". A algunos el asunto no les gusta y se eximen de aceptarlo. El motivo principal de ello es que diluye sus estrategias de marketing. Los "viejos dinosaurios" siguen confiando en sus acólitos para seguir viviendo de lo mismo; saben que quienes eran sus fans hace veinte años ahora son, mayoritariamente, gente acomodada que regaña a sus hijos por escuchar "cosas estridentes" o por teñirse el pelo y ponerse piercings. Es el mundo al revés: quienes crecieron escuchando a sus padres decirles que el rock era ruido y que dejarse el pelo largo era cuestión de cerdos se comportan exactamente igual con sus hijos sin darse cuenta de que el tiempo pasa inexorablemente. Meine, Schenker y Jabbs, por lo menos, se lo toman con humor: "Sí. Nosotros también usamos el término dinosaurio como en España: viejas bandas muy grandes. Es por eso por lo que hemos puesto esa portada al disco: somos conscientes de que ya somos saurios del rock al igual que la Filarmónica de Berlín es el gran saurio de la clásica. Puede entenderse como que nos reímos de nosotros mismos. Además, el dinosaurio está muy arreglado, con collares y pendientes, como si se fuera de fiesta. Probablemente se va a la ópera".
"Moment of glory" no es un caso aparte. En lo que va de 2000 son ya tres los grupos que en tiempos se encuadraron en el heavy metal que han grabado con orquesta: Deep Purple, Metallica y los propios Scorpions. Los tres dejaron de hacer heavy hace mucho tiempo, pero conservaron un nutrido público y fueron capaces de ampliar su base de fans con un cambio estilístico hacia formas más adultas. El caso de Metallica entre el público español es, incluso, más curioso: el último álbum, grabado con la orquesta de San Francisco, ha sido su obra más vendida en nuestro país.
Queda claro que los integrismos formales que consideraban al heavy en particular, o al rock en general, como "un modo de vida" mantienen ahora muy poca validez. En España, por ejemplo, solamente tres discos de rock entraron entre los cincuenta más vendidos durante 1999. Y si echamos una mirada a las listas norteamericanas podemos ver cómo el género se ve cada vez más apretujado en un rincón ante el avance inmisericorde del hip hop. "Espero que esos géneros signifiquen para los jóvenes lo mismo que significó para nosotros el rock cuando teníamos su edad. En América, el rap y el hip hop es realmente la calle que habla y tiene una enorme credibilidad. No sé si yo estoy exactamente de acuerdo con ellos porque, al fin y al cabo, no es ni mi cultura ni mi tiempo, pero hay que ser ciego para no darse cuenta de que ahí hay un mensaje. En este plato hay sitio para todos y la gente de nuestra generación no puede ser soberbia", comenta Meine, mientras que Mathias Jabbs opina de diferente manera en relación a las actuales corrientes electrónicas: "No creo que haya mensaje en el techno y pienso que ellos no sienten, ni mucho menos, lo que sentíamos nosotros con el rock. Hablan mucho, pierden el tiempo hablando... y hacen poco".
Una cosa a tener en cuenta en el actual discurso de Scorpions es su nueva mentalidad. "Moment of glory" fue presentado al público en un concierto celebrado en Hannover el pasado 22 de junio y la retransmisión por televisión hizo que a Meine le surgiera una anécdota en su reciente visita a Madrid. "Me encontré con una mujer en un ascensor y me reconoció. ¡Ah! Usted es el del concierto . Me dijo que tanto ella como su marido eran amantes de la música clásica, que vieron la retransmisión y que no les gustaron demasiado las primeras cosas que escuchó. Luego, según iba pasando el concierto, empezó a pensar de otra manera y llegó a la conclusión de que estábamos tendiendo un puente entre generaciones. Ella pensaba que con cosas como ésas podíamos enseñar a los jóvenes a apreciar otras formas de música diferentes al rock". La anécdota no sólo es ilustrativa, sino de lo más real: infinidad de seguidores de Metallica o de los mismos Scorpions que antes sufrían sarpullidos en la piel sólo por escuchar a una orquesta ahora son capaces de empaparse discos como "S&M" o "Moment of glory" con el mayor de los placeres y, al mismo tiempo, los críticos recalcitrantes que tachaban de vendidos a este tipo de músicos por abandonar los tópicos del rock se rinden ahora en un mar de alabanzas y asisten encantados a conciertos como el de Hannover y presumen de ello en sus cenas de sociedad.
Pero conseguir todo esto, lógicamente, supone un enorme trabajo.
"Nos lo propuso la misma orquesta, ya que tenía intención de llevar a cabo un intento de fusión entre nuestra música y su calidad interpretativa. Nosotros nos sentimos muy honrados y, además, pensamos que, a la hora de hacer una adaptación de nuestras canciones para orquesta, lo mejor era hacerla para una de las mejores del mundo. Se convirtió en un verdadero desafío", comentan los miembros de Scorpions en referencia al nacimiento de "Moment of glory". Aquella oferta se realizó en 1995 y el proyecto ha llevado cinco años de trabajo. Como es habitual en este tipo de actividades, se hace necesario recurrir a alguien que maneje los dos lenguajes musicales que se van a combinar. Por suerte o por desgracia, muy pocos músicos de rock saben leer o escribir música y, desde luego, en raras ocasiones su capacidad alcanza la que se hace necesaria para combinar el enorme número y cualidades de los diferentes instrumentos que componen una orquesta sinfónica.
En su paso promocional por Madrid preguntamos al trío de "escorpiones" su opinión sobre la Filarmónica de Berlín. Mathias Jabbs señaló que el director más prestigioso de la misma era Herbert Von Karajan, pero tanto él como sus compañeros miraron para otro lado y evitaron con rodeos decantarse por una obra interpretada por esta orquesta que les hubiera dejado impresionados. Al parecer, su conocimiento sobre la más prestigiosa formación clásica del mundo no llegaba más allá de su fama. De una cosa sí son conscientes: mientras que bandas del calibre de Scorpions pueden hacer como mucho una gira cada dos o tres años, la Filarmónica de Berlín tiene compromisos "de aquí a la eternidad", como señalaba Meine. El piropo no es gratuito: desde que se construyó la partitura final de "Moment of glory" la banda tuvo que esperar otros dos años a que los profesores de la Filarmónica tuvieran tiempo para adelantar el proyecto. Y no iba a ser un proyecto cualquiera.
El primer encargado para adaptar la música de Scorpions al formato orquestal fue Michael Kamen. "Sabíamos que no había más que cuatro o cinco personas capaces de realizarlo, por lo que la elección no fue difícil", decía Rudolph al justificar la elección. Sin embargo, lo que a los Scorpions les podía resultar válido no era suficientemente atractivo para quien, al fin y al cabo, había iniciado el proyecto: la orquesta. Kamen presentó una partitura y la Filarmónica de Berlín la desechó: "Dijeron que era un poco light, que querían lucir más". Para hacerse una idea de lo que Kamen ofreció no hace falta irse muy lejos. Después de la negativa, Kamen cruzó el Atlántico y acabó en San Francisco para encargarse del proyecto "S&M" de Metallica. Escuchando el resultado es fácil advertir que el arreglista no había sabido conjugar las dos partes de la historia. "S&M" quedó, en su resultado final, como un añadido instrumental más a la música de Metallica y eso, evidentemente, no era algo que a la orquesta alemana le llamara la atención. Dentro del ambiente de la clásica, la Sinfónica de San Francisco es una orquesta menor, con un programa anual muy limitado y sin ningún prestigio dentro de las grabaciones orquestales. La de Berlín, por el contrario, es la orquesta más cara de la tierra, sus directores acceden a ella en la cumbre de su carrera y su recinto de conciertos es poco menos que un monumento nacional cuyas entradas se venden con años de antelación.
Los Scorpions recurrieron entonces a Christian Kolonovits, otro de los "cuatro nombres de oro" que podían articular el proyecto y al que habían conocido cuando trabajaron juntos en 1990, durante el primer aniversario de la caída del muro de Berlín, cuando se puso en escena "The wall", la obra de Pink Floyd, en la Potsdamer Platz. Kolonovits estudió la obra de Scorpions, habló con los responsables de la orquesta y sugirió un repertorio. Meine, Schenker y Jabbs tuvieron que tragar saliva por cuanto algunas de las canciones que ellos habían preparado fueron desestimadas de un plumazo. "La música clásica tiene sus pautas y no todas nuestras canciones se adaptaban bien a ellas", comentan. Además, había un segundo impedimento: Meine tiene una tesitura vocal que puede ser muy válida dentro de su estilo, pero que no llega, ni de lejos, a afrontar los registros que Kolonovits exigía en sus adaptaciones. Eso trajo consigo que las interpretaciones del vocalista tuvieran que complementarse con músicos invitados que, haciendo dúos o tomando el primer plano, pusieran la música de Scorpions al nivel deseado.
Los elegidos fueron Ray Wilson, Zucchero y la desconocida Lyn Liechty. "Zucchero es como un amigo de toda la vida y a todos nos gusta mucho su música. A Ray le conocimos cuando hizo una gira con su banda abriendo para nosotros, y a Lyn la descubrimos cuando el musical Jeckyll & Hyde se representó en Alemania. Klaus cantó con ella para ver si se adaptaba a lo que necesitábamos y resultó una elección totalmente acertada".
A partir de ese momento sólo quedaba grabar.
Como aproximación al invento en el que se estaba metiendo, la banda asumió interpretar "Winds of change" en la celebración del décimo aniversario de la unificación alemana. Allí, dirigidos por el mítico Mstilav Rostropovich, el grupo cantó acompañado de una sección de cuerda de ciento sesenta y seis piezas. Con la lección bien aprendida se marcharon con Kolonovits a Viena para empezar la grabación de "Moments of glory", pero... allí no estaría la orquesta. La Filarmónica sólo entró en el estudio cuatro meses después, en Berlín, cuando el trabajo del grupo ya había sido revisado y se habían cumplido los requisitos técnicos que impusieron, una lista de elementos que han sido incluidos en las notas del disco para que los más avezados se puedan hacer una idea de lo trabajoso del proyecto. Aun con eso, no todo estaba hecho. La mezcla final se realizó en los Galaxy Studios de Bélgica y se utilizó para la misma la tecnología provista por el Surround System Atmos 5.1. Lo ofrecido por este software permite correr los CDs resultantes en equipos con surround respetando escrupulosamente la colocación real de una orquesta sinfónica.
El resultado fue tan espectacular que la organización de la Expo 2000, que se celebra en Hannover, decidió convertirlo en uno de los platos fuertes de su oferta cultural. Ya contaban en el primer proyecto de programa con la presencia de la Filarmónica de Berlín y no fue difícil convencer a Scorpions para presentar la obra en una representación que sería retransmitida a medio mundo (a España no, pero ya estamos acostumbrados). Ante tal circunstancia, se tomaron decisiones sobre la marcha: la compañía discográfica que iba a editar "Moment of glory" decidió grabar un vídeo del evento y, para ello, tuvo que aceptar de nuevo las correspondientes exigencias de la orquesta. "Hubo que utilizar una tecnología exquisita para adaptar los dos tipos de sonido en directo y ello nos llevó a romper un verdadero récord Guiness. Sólo para la parte técnica hubo que realizar doscientos cincuenta contratos. La versión del vídeo en DVD también tendrá la mezcla del System Atmos".
El resultado ha cumplido, de sobra, la expectativa de los Scorpions. "Es un nuevo sentimiento que abre más posibilidades "--comenta Meine--". Añades más facetas y aprovechas para mandar un nuevo mensaje a la música clásica. Ellos también pueden hacer música de hoy interpretándola de otra manera. Se puede ofrecer energía, pasión, sentimientos... pueden hacer algo moderno sin bajar el nivel de calidad que les caracteriza". Al mismo tiempo, diferencian el resultado de "Moment of glory" de lo que ofrecieron hace pocos meses Metallica y Deep Purple. "Los Purple fueron los pioneros en esto y eso siempre habrá que reconocérselo. Metallica hicieron otra cosa: mantuvieron el concepto de directo pero plantearon el arreglo clásico envolviendo la música de rock. Lo nuestro es distinto: se ha grabado en estudio, con unas posibilidades sonoras inmensas y con una mayor conjunción entre sonidos diferentes. Las tres obras son reconocibles y será el público el que se decida por la que más le guste", añade Mathias.
Como es de suponer, la aventura es difícilmente repetible. Si bien Scorpions está dispuesto a llevar "Moment of glory" al escenario, sus miembros son conscientes de que eso no será posible con la Filarmónica de Berlín. Su idea es tocar con orquestas locales tal y como ya han hecho en Los Angeles o en San Francisco. "¿Por qué no tocar en España con una orquesta de aquí y mucha guitarra flamenca?", se preguntan a sí mismos.
Después de "Moment of glory", Scorpions se embarcarán en otra aventura que resultará totalmente diferente, pero alejándose en lo posible de los estereotipos que les han caracterizado en su punto más álgido de fama. "Nuestros fans nos han pedido durante mucho tiempo que grabáramos en acústico y nos pondremos a trabajar rápidamente en ello. Después de hacer algo tan grandioso nos volveremos lo más parcos posibles. A ver si conseguimos hacer algo tan bueno como esto".
E.P.
Comentar