¡En el Gaitán la profecía se cumplió!

-09 Jun 2007

BRILLARON LOS ARCOS DEL SHAMÁN Y SUS TITANES

Por: Alejandro Barbosa Valderrama / Javier Andrés Barrero Salazar.
Colaboración especial de: Leonardo Sánchez.
Fotografía: Fernando Gómez.

PRIMERA PARTE: GILLMAN

 

"Levántate y pelea hijo del sur contra los gusanos del poder". Esta frase que une tres canciones de tres leyendas del rock latino puede resumir el pensamiento revolucionario de un guerrero fiel que durante 30 años de su vida artística ha llevado como estandarte, la bandera de una cultura que quizás muchos condenan. Sobre todo aquellos que sienten el peso de la conciencia cuando de responder por sus actos se trata y más cuando hacen parte de un estado mediocre, lleno de mentiras y burocracia al que no le importa la realidad de su propio pueblo que se muere de hambre y de pobreza. Gracias a los votos de estos electores es que estos personajes de la politiquería tienen la posibilidad de gobernar. Ya no sucede en Venezuela donde antes sólo imperaba la oligarquía porque Gillman es adepto de Chávez y celebró con muchos cohetes desde su casa el cierre de un canal de televisión.

Nunca había tocado con su banda en Bogotá y por eso este concierto siempre será recordado por quienes estuvimos allí. Este es el preámbulo de la presentación del cantante venezolano, quien dio inicio al concierto de 30 años de rock celebrado el pasado viernes y sábado, en el Teatro Jorge Eliécer Gaitán, ante una asistencia aceptable de público que vio a un verdadero guerrero de la vida subirse al escenario luego de una introducción instrumental contenida en el álbum "Cuahtemoc".

Las tablas del teatro vieron aparecer la figura de Gillman, quien levantó de sus asientos a los asistentes y entonó como himno junto a ellos el tema "Revolución”.

Luego el turno llegó para el más grande de los clásicos de la banda y fue el tema "El holandés Vanderdecken" que hizo alusión a una terrible tormenta que enloqueció al capitán de una tripulación en alta mar y desafió la ira de Dios ante las súplicas de sus marineros. "La leyenda no es mera ficción, los mares lo han visto pasar, por siglos el barco apareció en noches de niebla y tempestad".

Para muchos amantes del Heavy Rock las canciones que siguieron en el repertorio del músico y su banda como: "Guardianes del metal", "El Guerrero", "Lucifer", “Impostores” y el Poeta" fueron el regalo perfecto para una verdadera entrada de concierto y recordaron aquellas transmisiones de Radio Fantasía y Radio Tequendama en Bogotá, por allá en la época de los ochentas.

Antes de arrancar la sesión de horror con "Canoche" interpretado como preámbulo de una seguidilla de temas de "Escalofrío”, las imágenes de video hicieron temblar de pánico y al mismo tiempo dejaron escapar la euforia de una multitud ávida de rock.

El misterio ya se acercaba con el Dr Gottfried Knoche, conocido coloquialmente como “Canoche”, quien fue un doctor alemán que momificó a docenas de cadáveres, a varios de sus familiares, amigos, su perro e incluso a sí mismo y utilizó su propia casa como una suerte de mausoleo y laboratorio”.La fuerza, el poder y el horror se sumaron a esta canción y al show de Gillman, quien llevaba una camiseta de Alice Cooper durante su tanda alegórica al álbum "Escalofrío" en el cual están contenidos temas referentes a los espectros, ánimas en pena y seres de la oscuridad como "El Silbón", "La Sayona" y "El Hachador". Y es que este músico guarda para sí la influencia de Cooper y en el escenario se transformó en un verdadero actor de terror con su mirada perdida y a su vez penetrante y evocó con el movimiento de su cuerpo, el de seres de aspecto espantoso que vagan como espíritus nocturnos por toda la eternidad en la tierra.

 

Las luces de las cámaras iluminaron constantemente los rostros de Felipe y Vicente Arcuri, Tirano Aguirre y Sergio Sánchez y el propio Gillman que sorprendieron a los asistentes con un show digno de la escuela clásica del Rock and Roll con marcados riffs de guitarra, una potente batería, una desgarradora voz y un bajo con el mejor estilo de Steve Harris en IRON MAIDEN. Claro que con un fresco e inspirado Felipe Arcuri que cada vez que se asomaba al público permitía que los enloquecidos fans le tocaran sus manos y sus puños en señal de aprobación por su excelente destreza con el instrumento. Una verdadera legión de soldados del metal abrió paso a la segunda banda de la noche: ARKÁNGEL.

SEGUNDA PARTE: EL ARKÁNGEL EN CONCIERTO

Apenas fueron necesarios unos pocos minutos para que la leyenda Arkángel tomara posesión de la situación. Los hermanos Picozzi, Carlos Arvelo en la guitarra líder, Felipe Arcuri en el bajo y el vocalista Luis González, demostraron que llevan en esto bastante tiempo como para saber cuáles temas prefieren sus seguidores.

Su set incluyó temas de la mayoría de sus trabajos, infortunadamente sonaron bastantes temas nuevos, esperábamos clásicos de sus primeros discos, como “Desempleado”, “Loco por el Rock ‘ n Roll” y “Vagón de la Muerte”. No fue así. De hecho, tocaron temas como “Un Niño Nace” y “Tú Eres el Amor”, bastante raro pues no los había escuchado antes en vivo. No era la primera vez que los veía.

 

Con todo y eso, el grupo es toda una leyenda. Temas como “Inmortal” del lp anónimo y “Luces y Espadas” del “Ángel de la Muerte” del 2001. También presentaron un par de temas de su próxima producción.

Una muy buena presentación, pero lo cierto es que nos quedaron debiendo demasiados temas. Demasiados son demasiados.

TERCERA PARTE: EL RITUAL DEL SHAMÁN

Cuando Kraken va a tocar, no hace falta pensar que algo malo pueda pasar. El Mago terminó de saciar a los presentes. Su presentación, como es costumbre, colmó las expectativas de los asistentes.

Exigir tal o cual canción en un concierto de Kraken es algo complicado. Toda su discografía es excelente. Esta vez creo que faltaron un par de temas (Por lo de siempre, el tiempo). Muchos creímos que Paul Gillman subiría de nuevo a la tarima a cantar “Hijos del Sur”, tal como lo hizo hace un poco más de un mes en el Gillmanfest en Valencia (Venezuela).

Quedamos con las ganas de más, como casi siempre ocurre. Un gran concierto que pudo ser mejor si cada una de las bandas hubiese tocado más tiempo.

Ojalá no tengamos que esperar mucho tiempo para ver juntas a otras leyendas. Así sea.

Pocas quejas por el sonido, la producción en general dejó buen sabor. Ese testarudo enemigo de los buenos espectáculos no da tregua. El tiempo.


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