hoy no es mi día, hoy es mi noche, hoy solo los malos harán de su sangre mi alimento, hoy como siempre odio la bondad perversa que se oculta bajo la piel de algún dios inexistente, hoy sólo busco la maldad innata de cada persona, que morirá con un mordisco entre delirios; hoy el recinto sagrado es el cuerpo por donde cruzan las venas con su exquisito liquido, el cual tomaré en copas de plata. Hoy, hoy soy el extraño ser que camina en la oscuridad solitaria, en calles vacías, excesivamente expurgo todos los rincones para encontrar las victimas de mis colmillos.
El misterio corre por todo mi cuerpo, el cual duerme entre la oscura sensación de no estar atrapada en la telaraña de deseos, que se matan con un soplo silencioso de las aves negras, quienes vuelan acompañando cada paso dado por estos pies; los cuales, cansados avanzan buscando una muerte silenciosa en la nevada noche donde los fantasmas salen de su escondite diurno para aparecer bajo la niebla precisa concentrada cerca de mí.
Encontré mis venas tan ágiles, quería saber que había en ellas, abrí una, estaba llena de un líquido purpúreo, aquel brotaba desde lo más recóndito de mi cuerpo. Después de media hora padecí ciertos trastornos que me llevaron a batallar contra mí y con mi historia, no mucho tiempo transcurrió para ser lo que soy, lo que he sido y lo que seré por toda la eternidad.
Este minuto que me das guárdalo para ti, no dejes que lo vea y ocúltalo en la niebla oscura de una noche cercana donde las lágrimas brotarán de algunos corazones con la única esperanza de una luna que brillará, se ocultará y al final entre nubes y cenizas se irá lejos para no volver.
Te pido un silencio/ te doy mi soledad/ porque hoy hace frío/ y ya no estoy aquí/ me he ido muy lejos/ se que no volveré/ estaré perdida en la nada/ más allá, más acá/ donde el vacío se siente tenebroso/ el aire es escaso/ la niebla lo cubre todo/ y la oscuridad es total.
Esperaré aquí, acostada en mi ataúd, para cuando sea necesario poder volar por los más recónditos pasajes de la oscuridad, necesitaré ser fuerte para no caer antes de tiempo, buscaré la soledad para refugiarme cerca de ti, ya sabrás donde encontrarme, mas te pido que lo hagas pronto, el dolor se vuelve insoportable.
Esperaré que pase el atardecer y llegue la noche con su misterioso aliento, con la solitaria oscuridad, para que me acojan los vampiros en su castillo de penumbra casi impalpable, de poder un poco mágico, hasta que decidan dar el mordisco de una muerte segura.p> habrás olvidado todo/ con ello llegará mi muerte/ que será un silencio eterno/ una oscuridad profunda/ y el fuego se irá conmigo/ detrás de cada paso desnudo/ dejando los instantes movedizos/ para entrar al espacio oculto de la nada.
me perderé en la oscura noche, ya no podrás ver una sonrisa dibujada aquí; serán tan sólo las purpúreas gotas de mi rostro pálido, lo que recorrerá este ser extraño siempre presente, y tan lejano; ya no puedes tocarlo.
Tu voz de lejos gritándome mil cosa que no se si creerlas y mi silencio en plena oscuridad te da a entender que no tienes nada que hacer aquí en medio de esta soledad mortuoria de mi ser.
Ese pacto que se cierra con las gotas que nacen del corazón abierto y despojado de sí mismo, encontrado a la deriva un poco más allá de lo que nos da la eternidad salvaje de los labios, con los cuales me despido del pasado que me rodea y del presente inmóvil que se encuentra cercano.
Un eterno silencio nos envuelve y la niebla acaricia nuestros pálidos rostros, en esta noche donde la muerte ronda aquí, cerca, y la buscamos con los ojos entristecidos de no ser parte de ella.
yo llegare de pronto tan suspicazmente y te daré la estocada final y en un mordico se regara tu sangre y yo tomare de ella habiendo muerto para siempre con tu veneno.
Es el sueño a la luz de la vela derritiéndose entre unas piernas que acarician el lejano y deseado cuerpo.
La soledad, pequeño poema/ el silencio pequeño canto/ mi muerte la eternidad total.
Sólo espero; no tu llegada, no un beso tuyo, estoy aquí en la nada que consume mi ser, deseando una muerte limpia para no volver jamás.
Esta ola que recorre cada espacio en tinieblas, es tan sólo tu mano diciendo tantas cosas a mi piel.
Solo el silencio y yo compartíamos la mirada segura de ir siempre tras la innata y perfecta niebla de la noche.
Y me quedaba un segundo, para respirar y poder morir en el silencio del sótano que me asfixiaba; yo solo quería amarte.
Me dejó su rostro grabado en la memoria, yo dejaré mi alma guardada en su esencia.
Es aquel que con su fuerza
me da miedo perder
bajo un manto fijo
nunca debe crecer
quien se esconde y destroza
en la oscuridad me dijo
era dulce
era tierno
Pero si he de caer
y empezar a amar
lo quiero hacer bajo la mar
con el sueño para ver
si me deja creer
Consigo olvidarlo todo
sigue la vida, y el lodo
me abraza con su aspereza
ya no habrá esperanza
La oscuridad y el trueno en medio de la soledad, cada vez me encuentro tan cerca de aquella tristeza y la agonía de tu cuerpo me hace ver tú valentía; solamente tu miedo a morir bajo un anonimato me remite al asombro, éste que se lo llevará el tiempo.
El viento en pleno silencio te arrastra por mares y desiertos, lejanos y escondidos. Preferiría que no huyeras hacia la vida, lo sabes, no es por no sentirte ni por abandonarte, es únicamente para que no sufras, porque el dolor te carcome poco a poco.
La esperanza se pierde, mas quedará el recuerdo sumergido en cada corazón, que valiéndose de tantas o tan pocas excusas, piden nunca haberte visto allí, en cenizas o quizá enterrada bajo tierra, en compañía de seres que corroerán tu piel y dejaran en restos, los huesos vivientes pero desformados, y es así como se va todo, menos tu energía que se trasformará, que no dejará de existir. Solo aquí te doy mi adiós y mi bienvenida a otros lugares recónditos de la nada.
Vampirezaetoile
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