DIANA REYES EN MEDIO DE LA TROMPETA, EL SAXOFÓN Y A GOZAR CON EL BLUES

-07 Jun 2010

Por: Alejandro Barbosa Valderrama. Especial para El Fortín del caballero. 

 

Fotografía: Javier Barrero. 

 

 

Antes de traer para ustedes esta nueva historia de perfiles, es necesario remontarse a los orígenes del Blues, con grandes exponentes cuya trayectoria y discografía inspiraron a maestros del Rock and Roll como: Bob Dylan, Miles Davys o Tracy Chapman. "A Hard Day’s Night" de The Beatles muestra también esa perfecta influencia de músicos como: W. C. Handy, el padre del género, Robert Johnson, de quien se dice que vendió su alma al diablo en una "Encrucijada", B. B. King, a quienes muchos calificaron de "El Rey" por el prestigio que le dio al género, Muddy Waters, el guitarrista más grande de la música Blues de Chicago, John Lee Hooker, influencia directa en los Animals y en los Rolling Stones, James Brown, dueño indiscutible del Soul, cuyas únicas influencias fueron Dios y su fuerza de determinación, Elmore James, uno de los más excitantes, influyentes y poderosos bluesman de la posguerra. Su música cruda y emocional está directamente relacionada con el Mississippi. The Sky Is Crying es la quintaescencia de su estilo y sus ecos perdurarán mientras se toque música y como dejar pasar a Chuck Berry,  quien es y ha sido siempre el rey del Rock & Roll, pero su rock está cargado de las raíces de su madre, el Blues.

 

 

Ahora sí para todos ustedes una niña quien en medio de su camino citadino nos contará algo de su vida y el amor que tiene por esta música que la llevó en abril  a tomar una decisión importante en su carrera, como fue empacar sus maletas y partir para Argentina en busca de su desarrollo como artista profesional. Con ustedes Diana Reyes , la blusera colombiana.

Alejandro Barbosa: Diana es un gusto tenerla aquí en nuestro espacio dedicado a resaltar la esencia y el sentido humano de nuestros artistas colombianos. ¡Cómo comienza ese cariño, el talento y las ganas por la música?

 

Diana Reyes: Gracias Alejandro. Un saludo especial para todos los lectores de El Fortín. Mi paso por la música ha sido desde muy jovencita. Desde niña tenía mucha pasión por los coros. Cantaba en corales música religiosa y jamás imaginé por lo menos hasta la adolescencia llegar a ser cantante. Aunque fue un sueño latente siempre. Si se trata de tiempo, desde que era pequeña tocaba flauta además del xilófono. Tuve la oportunidad de tener un contexto que me favoreció para desarrollar la música como parte de mi educación. Y el canto siempre fue con coros. Nunca me animé a cantar como solista, sin embargo, ese amor por la música también se disparó en la adolescencia. A los 14 o 15 años siempre tuve la pasión por el Rock and Roll. Desde los 13 escuchaba Led Zeppelin, cerca de los 90’s escuchaba Las Almas. Como que tenía esa cosa visceral con el rock y ya con el tiempo, esa pasión latente se fue materializando.

 

AB: Llegamos a un concurso que fue reconocido como lo fue la presentación de canto de solistas en Aztlan Café Bar para escoger al mejor que tendría la oportunidad de grabar un demo profesional para mostrarse como una nueva promesa. Cómo llegas al concurso? Fue a través de un formulario, de una inscripción, cómo fue el tema, de desparche usted dijo me voy a meter ahí y pensó en algún momento en llegar hasta la final? Es un precedente de lo que va a alcanzar Diana Reyes en su vida?

 

DR: Como cantante yo comencé hace cuatro años con una banda de roqueros viejos. También lo hacía con mi hermano en bares y él me dijo: Hay un concurso de vocalistas en Aztlan en Alamos Norte. Es una cosa super chévere, vale la pena y me animó a inscribirme. Cualquier cosa como escuela para aprender vale la pena y más cuando uno está en el proceso de recibir información, de ganar experiencia y arrancamos. Lo del concurso es como bueno gocémonos eso. Tiene el tinte de competencia, mirar los contrincantes haber con qué juegan y yo saco la otra carta, etc, etc, pero siempre por encima la gozadera, el feeling, la fiesta. Uno se sube al escenario, está concursando pero al mismo tiempo se está gozando el cuento. La experiencia fue maravillosa y el hecho de llegar a la final porque fueron más de setenta personas que pasaron por ahí. De alguna manera reafirma que se tiene madera y se tiene este don muy especial de poder tener la voz como instrumento que vale la pena explotar y ese concurso fue un trampolín y una bonita experiencia.

 

AB: Háblenos de las influencias de aquellos artistas que siempre le llamaron la atención para desarrollar su música?

 

DR: Yo tengo muchas influencias. B. B. King para mí es uno de los grandes. Uno como cantante y como músico debe ser muy polifacético. Mis influencias pasan desde el folclore colombiano hasta el Blues, el Bosa Nova, el Brasil, etc. De los grupos, de las influencias que me encantan noventeras es Andrea Echeverry. Me parece una compositora y una cantante excelente. Desde mi adolescencia la empecé a escuchar. La admiraba mucho. También Totó la Momposina. Todo este cuento de la música del Pacífico colombiano. Todo este folclore maravilloso. En algún momento me atreví a cantar cumbias y le empecé a coger como el sabor a eso y me fascina. Esa voz contra alta así gruesa como cumbiambera, como costeña que le dice a uno soy latina y tengo de donde sacarlo entonces por ahí va la cosa. Si hablamos de afuera debo mencionar a Janis Joplin, la diosa del rock and roll y dama blanca del Blues, Led Zeppelin, Deep Purple y otras cantantes mujeres como: Ella Jane Fitzgerald, una cantante brasilera que se llama Carolina que es contemporánea muy buena, Aretha Franklin, cantante de Soul, Joss Stone me parece buenísima también. En cuanto a los argentinos, el rock en español de ese país. Todo lo que es Charly García, Fito Páez y la banda blusera argentina que me parece muy chévere como es Mississippi Blues Band, con su primer disco endiabladamente bueno "Mbugi". Hay una inspiración profunda en esta banda porque es ese blues rock and rolero en español con una voz gruesa, rasgada, con vientos, con esta guitarra estilo años 50, con ese contra bajo. El ambiente musical y el sonido me impactó mucho que es como una versión en español de esa onda de los años 50’s y 60’s evolucionada que se originó en este contexto de los negros originario de las comunidades afroamericanas de Estados Unidos y que se desarrolló a través de las canciones de oración, canciones de trabajo, rimas inglesas, baladas escocesas e irlandesas narradas y gritos de campo.

 

AB: Cómo fue su niñez y sus inicios en la música?

 

DR. Es un tema difícil de tocar porque en mi caso la música apareció como tardía. Yo comencé a tocar a los 25 años. Alguien me decía y usted con ese vozarrón por qué no había cantado antes. Es absurdo y paradójico. Yo estudié otra carrera, hice lingüística. Era un ambiente muy humanista pero también otro rollo. La música en el corazón y cuando era niña cantaba en coros y en mi familia no era tan notoria la cosa. No era que mis padres dijeran esta niña canta super bonito pongámola en algun grupo. Y ya en la adolescencia el temor de la familia de que eso es malo, a satanizar un poco el cuento. De ahí que para mí fuera muy difícil de alguna manera de tomar la decisión de esta es mi vida, esta es mi pasión, ésto es lo que me nace y a ésto le voy a apostar. Pienso que no es tarde o temprano. Es un proceso y esos procesos son muy individuales y muy relativos. Con mi familia fue complicado pero a estas alturas del paseo aceptación absoluta.

 

AB: Cómo desarrolla usted su técnica vocal?

 

DR:  Yo soy empírica pero también he tomado talleres porque es necesario para crecer. Hay talentos naturales que si no se desarrollan se pierden. La coral o trabajar a cuatro voces, Yo soy mezzosoprano pero normalmente cantaba como una contralto que es la voz femenina más grave, y destaca por la rica sonoridad y amplitud del registro grave. Así terminé cantando yo y empecé a educar la voz, la respiración con las personas del coro, la afinación con las escalas básicas. Después dejé mucho de cantar durante la época de la universidad, como unos cinco años y más o menos en el año 2006 tomé un taller de tres meses con una profesora muy buena que me enseñó todo el tema de la respiración, de la colocación de la voz, cuerdas abiertas, cuerdas cerradas, la potencia, la interpretación, el tema del ejercicio diario, estirar músculos, respiración, diafragma, relajación de los músculos faciales; con el piano hago algunas escalas, afino. Realmente uno eso lo debe hacer todos los días para estar siempre en forma y para mantenerse bien. No hay cosa más dañina que cantar sin calentar. Estos conocimientos los adquirí y los aplico hasta el sol de hoy. Mi proyecto que es a corto plazo es seguir estudiando y poder mejorar la voz.

 

AB: Como se visualiza usted en Argentina con su proyecto?

 

DR: Las posibilidades son infinitas. Mi proyecto como tal es hacer algo como solista. El cuento en Argentina es por un lado de formación y de estudio. La idea es crecer musicalmente. Tengo una guitarra y la idea es mejorar con este instrumento y como cantante para más adelante armar mi propia banda. Así se hace el camino al andar como dice la canción. El proyecto es grabar el disco. Lo claro es formación musical tanto vocal como musical en general. Proyecto ya sea de solista o de banda, compósición con todas las influencias y tratar de buscar un sonido propio que es un proceso bastante largo. Hermoso porque lo importante no es la cima sino el camino. En algún momento cuando uno la logre y de en el punto clave poder vivir de la música. Eso sería maravilloso para mí.

 

AB. Cuál es el mayor valor del Blues y por qué?

 

DR: El mayor valor del Blues es llevar la música en el sentido más universal de la palabra a las vísceras o lo más profundo del ser humano. Y que es una música que nace de un lamento con la evolución del Rock and Roll y que finalmente es la fiesta, es decir, que a pesar del dolor y a pesar de todo el rollo, la música es fiesta. El blues es como  ese corazón, ese felling,.. Los riffs a mí me cautivan y como que tiene esa posibilidad de trasladarlo a uno a otro estado. Esas voces negras y oscuras me parecen increíbles.

 

AB:  Cuál es la palabra más bonita que ha escuchado en la música, aquella que no olvida?

 

DR: Hay una que me encanta de Enrique Bumbury que me fascina y dice así: "No soy mala hierva, sólo hierva en mal lugar".

 
 

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