LA MÚSICA DURA PARA SIEMPRE
Por: Javier Barrero.
Para quienes sueñan. Para quienes aún creen en sus principios, y más aún, para quienes todavía los persiguen fielmente. Tal vez estas palabras podrían describir medianamente el documental que hizo Sacha Gervasi sobre Anvil, un grupo de Metal canadiense que bien podría ser considerado como de los pioneros del Metal en los 80’s y que, por cuestiones que no se pueden cuantificar ni cualificar, no han sido reconocidos como tal, por lo menos por los medios.
Por los medios, porque sus seguidores son incondicionales. En la película dos de ellos dan testimonio de esa adoración. Desde hace más de 30 años ‘Lipps’ y Rob han estado juntos en Anvil. Dos quijotes del Metal que desde el momento que se conocieron, cuando tenían 14 años, juraron que la música sería su vida. Lo han cumplido, a pesar de las vicisitudes y los sacrificios que ello haya implicado. El director reflejó en ANVIL: LA HISTORIA DE ANVIL el verdadero sentido que tiene ser consecuente, sobre en el mundo de la música.
Personajes con toda la autoridad que el tiempo y la experiencia les da, hablan de Anvil como la gran banda de Metal que nunca pudo pasar al siguiente nivel, al del comercio. Malcom Dome, periodista musical con un amplio recorrido no duda un segundo al decir que con “Metal on Metal”, todo empezó. Lars Ulrich reconoce en Rob Reiner a una de sus grandes influencias, Slash recuerda perfectamente el impacto que le produjo ver a ‘Lipps’ en escena tocando la guitarra con un consolador, Lemmy los tiene en la lista de los más grandes. Scott Ian no oculta la admiración que siente por el grupo. Seguramente habrá muchos más que pueden dar fe de la grandeza de Anvil. Parte de esa grandeza radica en que ‘Lipps’ y Rob son personas comunes y corrientes cuando no están sobre un escenario. ‘Lipps’ asume su rol en la sociedad como chofer de un comedor público para niños, transporta los alimentos. Rob, trabaja como ‘Todero’, básicamente en construcción. Para el momento de la realización de la película Ivan Hund hacía la otra guitarra y Glenn Five el bajo. Ivan se retiró del grupo para irse a vivir a Europa con su esposa. Hoy Anvil es un trío.
La familia. Parte fundamental de la constancia de estos dos mesías ha sido su núcleo familiar. Tanto la esposa de cada uno de ellos como sus padres, hermanas e hijos, han testificado con el paso de los años el valor como seres humanos que tienen. ‘Lipps’ y Rob han resistido el paso del tiempo, la aparición de nuevas tendencias dentro del Metal, el rechazo de las compañías discográficas por su trabajo y la indiferencia de los nuevos rockeros que apenas los ven como unos dinosaurios y no como lo que realmente son: Un referente obligatorio a la hora de hablar de la historia del Metal.
No hace falta ser metalero. No hace falta que haya escuchado Anvil alguna vez. Basta y sobra con que sea humano para obligarse a ver este documental de dos músicos que además de serlo, son amigos y son humanos, demasiado humanos. Si el espíritu aún queda dentro de algunos seres, ‘Lipps’ y Rob deben ser de los pocos afortunados.
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