Dos voces, un destino: Bon Scott vs Brian Johnson, la hermandad que forjó a AC/DC

-21 Nov 2025

“Arte creado mediante inteligencia artificial. Producción y edición: Fortín del Caballero.”

I. Dos caminos antes del cruce

Cuando se habla del poder vocal, la irreverencia y el mito, Bon Scott y Brian Johnson emergen como dos polos opuestos que, irónicamente, terminaron guiando a AC/DC por un mismo sendero: la eternidad.
Pero antes de unirse a uno de los monstruos del rock, cada uno vivió una travesía que forjó su carácter, su estilo y su destino.

Bon Scott: el vagabundo del rock en Valantines y Fraternity

Ronald Belford “Bon” Scott no nació estrella; se forjó entre golpes, bandas de baile y sueños rotos.
En The Valentines, durante finales de los 60, Scott buscó una identidad dentro del pop-rock australiano. Era un vocalista joven, enérgico, pero atrapado en un sonido que no encajaba con su espíritu salvaje. Las armonías dulces y el pop elegante eran una camisa de fuerza para un tipo que solo quería incendiar escenarios.

Tras el fin de esa etapa, su vida tomó un giro más crudo con Fraternity, donde abrazó un proyecto más libre, más psicodélico, más aventurero. Era el Bon que comenzaba a pulir sus narrativas callejeras, cargadas de humor ácido y tragedias cotidianas. Con Fraternity —luego brevemente rebautizada como Fang— recorrió escenarios pequeños, durmió en caminos interminables y se empapó de esa esencia que más tarde lo convertiría en uno de los mejores frontmans de la historia.
Fue justo con esa banda que Bon cruzó camino con un jovencísimo vocalista inglés llamado Brian Johnson, sin saber que años después aquel hombre sería el heredero de su propio trono.


II. Brian Johnson: el obrero del rock en Geordie

Mientras Bon se curtía en el rock australiano, Brian Johnson luchaba por hacerse un lugar en la escena británica con su banda Geordie.
Con su gorra característica, su voz desgarrada y un estilo entre blues, glam y rock callejero, Brian era el retrato del trabajador del norte de Inglaterra: directo, humilde, explosivo.

En los 70, Geordie logró rotar en radios, aparecer en televisión y llenar pubs a reventar. Johnson era un huracán vocal, pero el éxito nunca terminó de consolidarse. Tras el esplendor inicial, la banda se apagó lentamente, dejándolo a él trabajando como mecánico en Newcastle, pensando que su tiempo en la música había terminado.

Lo que Brian no sabía es que Bon Scott lo había visto cantar en 1973… y quedó fascinado.
Scott vio a Johnson darlo todo mientras sufría un ataque de apendicitis real en pleno escenario. Cuando cayó al piso gritando de dolor —y aun así sin dejar de cantar—, Bon creyó que era parte del show. Años más tarde, al recordarlo, diría: “Ese tipo estuvo increíble. Si algún día necesito reemplazo… ese muchacho es el indicado.”

Sin querer, Bon había elegido a su sucesor.


III. El final de una era: la caída de Scott

El 19 de febrero de 1980, el rock perdió una de sus voces más intensas.
Bon Scott murió en Londres tras una noche de excesos, víctima de intoxicación alcohólica y asfixia. Tenía solo 33 años.
Era el hombre que había convertido a AC/DC en una máquina imparable con discos como High Voltage, Let There Be Rock, Powerage y Highway to Hell.
Su muerte paralizó al mundo; muchos asumieron que AC/DC también moriría con él.

Pero los hermanos Young tenían otra visión: honrar a Bon continuando el camino.

Y recordaron aquel nombre que Scott había mencionado años atrás: Brian Johnson.


IV. El ascenso del heredero: Johnson entra en el ring

Johnson llegó a la audición sin expectativas, casi como un acto de despedida. Mientras esperaba, jugó billar con los roadies, bromeó con todos y mostró esa humildad de barrio que lo caracteriza. Cuando lo llamaron a cantar, reventó la sala con Whole Lotta Rosie y Nutbush City Limits.
Angus y Malcolm no solo escucharon una voz poderosa: escucharon un alma sincera, directa, con la madera necesaria para cargar un legado.

El 19 de abril de 1980, Brian Johnson fue elegido oficialmente como el nuevo vocalista de AC/DC.

Tres meses después, grabaría Back in Black, uno de los álbumes más vendidos de todos los tiempos: un homenaje, un renacimiento y una declaración de inmortalidad.


V. Scott vs Johnson: dos mundos, un mismo trueno

Bon Scott era caos, sensualidad, peligro, poesía callejera.
Era el tipo que llegaba en moto, cantaba con whisky en la voz y hacía sentir que la vida ardía.

Brian Johnson era potencia, precisión, honestidad, disciplina rockera.
El tipo que se plantó como un obrero del sonido y transformó el dolor en celebración.

Scott encendió la mecha.
Johnson convirtió la explosión en eternidad.

Sin Bon, no existiría el camino.
Sin Brian, el camino no habría continuado.

No compiten: se complementan.
Son los dos hemisferios de una misma tormenta eléctrica llamada AC/DC.


VI. El legado que nunca muere

Décadas después, Bon Scott descansa en Fremantle como ícono inmortal. Su tumba es lugar de peregrinación, un templo para quienes aman el rock crudo y sincero. Y Brian Johnson sigue siendo el grito metálico que convirtió el dolor en triunfo, el hombre que hizo posible que AC/DC siguiera rugiendo.

Dos destinos distintos.
Una banda que los une.
Un legado que no dejará de tronar.

Generado con IA – Fortín del Caballero.”



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