El Doctor Rock tuvo varias especializaciones en hipismo, periodismo musical (que forjó de manera natural), fue crítico musical y hasta produjo conciertos en épocas en las que esa quijotada era más profunda y arriesgada; sin embargo, muchos recordarán su almacén de vinilos Rock-Ola.
Arenas fue uno de los que trajo música de agrupaciones que hoy son consideradas estrellas, en un momento en el que tener un disco o un CD era algo muy complicado y realmente se consideraban tesoros.
A finales de los 60 en el parque Julio Flores, conocido como el parque de los Hippies, ayudó y fue testigo de presentaciones de teatro, conciertos de rock y algunos emprendimientos, obviamente relacionados con la música.
Asimismo, fue uno de los que más luchó por generar una cultura del género en la radio. “Al oyente hay que respetarlo, al oyente hay que orientarlo”, fue una de las frases que hizo famosas en algunas de sus aventuras en cabina.
Le encantaba hablar de música, con un discurso claro, serio y directo. No impuso nunca poses de sabelotodo, pero siempre le recordó a los que se acercaban a él para conversar de discos o saber la historia del rock en Bogotá, que esos eran temas serios y que había todo un contexto para ahondar en ellos.
Una vez recibió dos discos (uno de Krafwerk y otro de Devo) que le mandó un amigo de Estados Unidos. Aunque le encantaron, decidió ir a venderlos para aliviar una crisis económica por la que pasaba, fue al centro a ofrecerlos, pero al no conseguir una buena oferta, ahí se le ocurrió la idea de montar una tienda de discos.
Así nació el primer ciclo de Rock-Ola en el centro comercial Ovni. En el 2017, volvió a apostar por el negocio, aprovechando un poco que había un interesante resurgir de los vinilos.
Arenas siempre adoró la música, a pesar de su título en realidad fue un hombre con un bagaje musical muy amplio, desde los géneros más clásicos del rock, el pop ochentero y el heavy metal.
También fue el productor del álbum Espías Malignos, de la banda capitalina Darkness, uno de los trabajos discográficos que se atrevió a explorar el thrash metal en Colombia en 1989 y que hoy es considerado una joya entre los fanáticos.
Su partida causa mucha tristeza entre generaciones que lo conocieron entre sus discos, caminando por el centro de Bogotá, hablando de música, escribiendo artículos u ofreciendo opiniones y contexto en espacios de televisión y en medios digitales.
"Hoy despertamos con una triste noticia, la partida del Dr. Rock. Hermano, gracias por todo, gracias por ser parte de esto y te deseamos un buen viaje", fue el comentario de la banda La Pestilencia.
Fuente: www.eltiempo.com
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