La vida de dos jóvenes miembros de una barra brava
Se trata de un documental colombiano que que va más allá de una pasión. Ya está en los cines.
“Entender sin juzgar” es una de las frases que definen el documental La fortaleza, un recorrido alrededor de unos jóvenes miembros de una barra brava del equipo de fútbol Atlético Bucaramanga que sobrepasa el amor a la camiseta y la euforia que ese deporte produce en los hinchas.
En realidad, el documental, que acaba de estrenarse en las salas de cine del país, rompe la idea de contar una historia de pasión por un equipo para dar paso a otras jugadas que están relacionadas específicamente con una radiografía de una sociedad, desde los ojos de unos jóvenes que ven en el equipo una manera de asumir sus realidades, anhelos y conflictos más profundos.
“La película revela lo que hacen tres pelados por ir a ver a su equipo jugar en un momento en el que puede cambiar la historia (...). Es como ponernos en los zapatos de ellos”, explica el director de La fortaleza, Andrés Torres.
Es un ejercicio orgánico, directo y sin muchos artificios, como lo recalca el realizador: “No sentirse tan lejano de sus vidas (...). Que la gente que la vea no sea solo un espectador, por eso le incluimos entrevistas”, explica.
Tres muchachos hacen lo imposible para seguir a su equipo. Se aferran a camiones, recorren parajes extensos y guerrean todos los días la comida y hasta su amor incondicional por un equipo con otros hinchas rivales.
La cámara los sigue, pero poco a poco se va metiendo en una cotidianidad en la que pueden llegar a hablar de su vida, de sus pasiones, de la amistad, en un intenso juego de contrastes frente a la violencia y carencias que tienen.
El panorama cambia y, más que balones o sueños de estrellas, La fortaleza construye un techo para analizar elementos tan contundentes como la corrupción, la violencia y el fútbol, que se revelan de manera transversal y directa, respectivamente, en el día a día de los muchachos.
“En el fondo ellos quieren tener algo que los represente (en este caso, un equipo), pero también una ciudad bonita, una carrera, unas oportunidades (...), creer en algo”, expone el director, quien trabajó más de dos años en el documental, tanto en el proceso de investigación como en la realización.
“No fue un rodaje tradicional, sino una propuesta en la que me hice amigo de los muchachos y nos metimos en su vida y en sus realidades”, explica.
Jorge Jácome, Julián Cepeda y Carlos Cordero, los protagonistas, sonríen en una escena mientras ven a otros niños jugar, en un momento que parece llevarlos a una infancia y a un momento en el que se podía pensar en esperanza.
"NO FUE UN RODAJE TRADICIONAL, SINO UNA PROPUESTA EN LA QUE ME HICE AMIGO DE LOS MUCHACHOS Y NOS METIMOS EN SU VIDA Y EN SUS REALIDADES"
El balón está ahí, como protagonista de ese cuadro de emoción que se desvanece después junto a la sonrisa de ellos. Pronto se darán cuenta de que están creciendo, que hay problemas y que el equipo –como ellos– sigue guerreando para transformarse.
“La gente en Colombia podría ver a esos pelados como descarriados o revelar un rechazo a verse a sí mismo como somos (refiriéndose a la sociedad). Nadie quiere ver el dolor”, reflexiona Torres, pero dejando en claro que hay un brillo de esperanza en la historia que desarrolla la película, que alguna vez fue pensada como un guion de una trama de ficción, pero que dio el salto a una narrativa documental.
“El ascenso no va a solucionarles la vida”, comenta, pero posiblemente visibilice otras facetas que muchos no reconocen de una juventud vulnerable.
La fortaleza fue selección oficial en el Festival Internacional de Cine de Cartagena del año pasado y estuvo en la muestra del Sheffield DocFest 2019, en Inglaterra; en el Festival Internacional de Cine de Valdivia (Chile) y en La Muestra Internacional Documental de Bogotá.
FUENTE : EL TIEMPO
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